miércoles, 21 de abril de 2010

Sobre la televisión...

"La televisión es el primer sistema verdaderamente democrático, el primero accesible para todo el mundo y completamente gobernado por lo que quiere la gente. Lo terrible es, precisamente, lo que quiere la gente." Clive Barker.


¿Pero significa eso que la gente sabe lo que quiere? Eso me extraña y me incomoda, no puedo creer que sea esto lo que quiere la gente. Como si de una droga sedante se tratase nos dejamos administrar nuestra dosis de finales predecibles, porque eso no nos excita; de humor de cuarto de baño, porque no exige esfuerzo alguno; de provocación fácil, porque es lo más parecido a la sublevación que nos atreveremos a probar. Además, por si nos tentase la desintoxicación, una panda de incompetentes guionistas arañan apenas la superficie del tanque de combustible que pone en movimiento la vida de todo humano - la curiosidad -. Solo un superficial arañazo es suficiente. Somos superficiales, la televisión es superficial, nada se sale del plato. Lo hacen en la medida justa para que pidamos respuestas, sin preocuparnos en buscarlas nosotros mismos. Preferimos esperar, a ver qué nos ofrecen.
A un lado queda lo que creen que somos: niños de teta, brotes frágiles de un gran árbol salvaje artificialmente destinado a la mutilación, a ser solo un bonsai. Al otro lo que creen que queremos, lo que quieren que queramos: extravagancia, lujo vacío, fatuidad, protocolo embrutecido. Por eso tiene tanto sentido que las niñas sueñen ser princesas consortes y primeras damas y los chicos fornidos mercenarios en guerras que no son suyas. Productos de gran salida en el mercado de lo pasajero.
Los grandes magos del ocio se excusan en el criterio de los espectadores. Los expectadores en la mano de hierro de los magos del ocio. Y terminamos en el sofá viendo este partido de tenis con sus dimes y diretes.
Y al final los capítulos nuevos se los Simpson se ven por curiosidad, aunque siempre se prefieren los antiguos. La televisión va degradando todo lo que toca.
Sobre la televisión, al fin y al cabo, tapetito de croché.

1 comentario:

  1. Se ha sustituido la catarsis, cúmulo de sensaciones e ilustradora de la razón, tan adorada del teatro griego por la evasión. Pan y circo, eso es lo que queremos, lo que se planifica que queramos.

    Se busca ilustrar retazos de una vida completa para satisfacernos y aún así dejarnos insatisfechos derivando la natural curiosidad en un vicio autorellenable con los programas de la parilla.

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