lunes, 12 de abril de 2010

Fiesta de disfraces


Sucede que, cansados de ser hombres y mujeres, operan el cambio que les llevará a su transformación en mutantes. Las razones, no obstante, son bastante humanas: afán de protagonismo, lujuria, pánico. Cada día frente al armario eligen las piezas que hoy añadirán a su disfraz. Alimentarán su ego observando a los otros, hinchando el pecho para mostrar toda una serie de medallas. Se sienten parte de la evolución, realmente originales y especiales, y sobretodo iluminados, capaces de ver la auténtica faz de las cosas.
Están sumergidos de lleno en las circunstancias universales de los humanos, sometidos a los mismos engaños, educados en las mismas escuelas. Creen no obstante haber sacado la cabeza para respirar, pero solo están haciendo lo que les dicen que deben hacer. Los mismos temas de siempre, tratados con la misma perspectiva. Les han dicho que son diferentes, que deben ser más estúpidos, que no deben tener las mismas oportunidades, que deben quedarse quieto donde están, haciendo mucho ruido, pero sin dejar de cavar el agujero en el que irremediablemente quedarán todos los ideales que dicen abanderar, mientras éstos les suplican que no les perjudiquen más desde las consecuencias de sus actos. Sin embargo, están tan ocupados en no destrozar su disfraz que no se dan cuenta de cómo está lleno de hilos que una mano negra mueve a su antojo.
Habrá más y más orgullo cuanto menos cueste ponerse el disfraz, y se habrá llegado al rango superior cuando se lleve incrustado en la carne. Para los chicos y chicas de los disfraces, no obstante, no hay bonificación, no hay aprendizaje, no hay novedad. No hay recompensa. Han elegido una vida en el baile de disfraces y obtendrán pecado descafeinado con doble de amamonamiento.
Los sin reglas, los rebeldes, los muchachos y muchachas de los disfraces, así ataviados, con una serie de reglas y pactos a las espaldas, podrán vivir y desarrollarse en su entorno estéril y, quién sabe si, como todos los ignorantes, ser felices. El miedo, el problema llegará cuando tengan que apatentar ser humanos. La más ardua resistencia no tiene nada que hacer, llega el momento de camuflarse, por la razón equis, en circunstancias indeterminadas. Y para ellos eso también es un disfraz.
Entonces ¿cuál es su verdadera identidad? En mi opinión se deshizo por el camino. Se disolvió en mentiras. Son lo mismo que aquellos contra los que emprenden su cruzada.

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